La difícil vejez en un barrio marginado de Cuba

La longevidad en Cuba enfrenta un gran desafío debido a la ausencia de programas de asistencia social en barrios precarios como Romerillo, en La Habana, donde se clama por mejoras en las condiciones de vida.


Autora: Yunia Figueredo Cruz  

El barrio de Romerillo, enclavado en el municipio Playa, de La Habana, es uno de los más pobres de la capital. Colinda por el sur con la privilegiada 5ta avenida y el parque de diversiones La Isla del Coco y, por el norte, con la pista de aviación del antiguo cuartel militar Columbia.     

Caminos y canales improvisados para las aguas albañales atraviesan los largos y estrechos pasillos irregulares, donde a cada lado se apretujan viviendas de pocas puertas y ventanas. En ellas sobreviven numerosas personas de la tercera edad, que cargan con la desventaja propia de este grupo vulnerable, en el país más envejecido de América Latina, con 22,3 % de su población con 60 años y más. 

Los ancianos de Romerillo, además de la pesada carga de la edad, llevan el  gravamen de los problemas del barrio marginado e insalubre donde viven.

La crisis económica por seis décadas de socialismo ha desatado oleadas de migraciones de otras provincias hacia la capital en busca de futuro, que se asentaron en barrios periféricos para levantar un lugar donde vivir. Así creció Romerillo, un entramado de pasillos que conforman un indescifrable laberinto, donde salta a la vista el hacinamiento, la falta de salubridad y los correctos hábitos de convivencia y conducta.

Allí prolifera el delito, las familias disfuncionales, la supervivencia, la ley del más fuerte, donde las personas de la tercera edad resultan las más afectadas por este precario sistema social que hunde cada día más a Cuba en la pobreza y que se profundiza en 2024, cuando el país tiene el déficit presupuestario más alto del mundo.

Según datos aportados por Carlos Freyre, delegado del Poder Popular en la circunscripción 71 de Romerillo, el último censo realizado en Cuba en 2012 contabilizó un total de 7234 personas asentadas en el Registro de Direcciones de esa localidad, de ellas, 4100 eran del sexo femenino,  y 3134, del masculino. Por edades, 1034 tenían entonces menos de 16 años y 896 eran mayores de 65 años, alrededor de 12 %, lo que remarca el grado de envejecimiento de este barrio marginado desde hace 14 años. 

“Aunque es un dato aproximado”, enfatiza el delegado del Poder Popular, “mucha gente vive aquí de manera ilegal, sin registrase en el libro del Comité de Defensa de la Revolución (CDR, organización barrial controlada por el gobierno), la cifra debe ser mayor pues a Romerillo no cesa de llegar gente buscando un sitio donde levantar un hogar”.

En un recorrido por el barrio se pudo apreciar la alta cifra de personas ancianas, la mayoría viviendo solas en cuartuchos de mala muerte, muchas de ellas sin pensiones luego de una vida de trabajos informales o con retiros miserables, que no les alcanzan para comprar los alimentos ni las medicinas necesarias propias de la edad. 

El estudio “El envejecimiento de la población. Cuba y sus territorios”, realizado en 2022 y publicado en 2023 por la estatal Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), arrojó que el grado de envejecimiento del municipio Playa, donde pertenece Romerillo, era de 26,4 % en general. Sin embargo, el grupo de las mujeres presentaba un indicador más alto, de 29,6%, con respecto al de los hombres, que era de 22,7 %. 

Gladys     

Gladys Calzado tiene 84 años y vive sola al final de uno de esos pasillos. Tiene una discapacidad visual y auditiva. Cuenta que le cuesta mucho trabajo vivir y hacerse sus cosas. Está casi invidente y con los apagones debe quedarse quieta hasta que restablezcan el servicio, para no chocar con algo ni caer… ni romperse un hueso.

Ella es una de las miles de personas adultas mayores que viven solas en Cuba, lo que limita su calidad de vida, seguridad y bienestar. “Necesito que me faciliten un medicamento que no hay (en la farmacia estatal). Llevo tres días en cama y vivo sola”, relata Gladys, mientras muestra su identificación como persona con discapacidad. 

En Romerillo se ven personas de la tercera edad que en vez de estar descansando en su vejez, se han imbuido en la supervivencia, la búsqueda interminable de comida, medicamentos, lo poco que les permite adquirir sus ínfimas pensiones en la inflación galopante que los asfixia. En marzo de este año, la inflación interanual en el mercado formal cubano alcanzó 33,17%, según la ONEI.

“He solicitado a través del Delegado del Poder Popular un auxilio, que me envíen a  una trabajadora de asistencia social para que me ayude porque sola me voy a morir, pero por aquí no ha venido nadie. Cuando hay apagón no puedo comer y soy, además, diabética, hipertensa y con problemas de circulación. Estoy pidiendo auxilio”, explica Calzado.

Según datos aportados por la ONEI, en 2023, unas 96 712 personas recibieron pensiones en Cuba por su edad. Por otro lado, 114 518 adultos mayores fueron beneficiados por la asistencia social y 13 628 contaron con el apoyo demandado por Gladys, del servicio de asistente social a domicilio, que consiste en un pago estatal a cuidadores de personas en situación de desamparo.

Modesto y Silvia

En un pasillo aledaño al de Gladys, viven el matrimonio de ancianos Modesto y Silvia, en una vieja casa de madera y techo de zinc que apenas se sostiene sobre las roídas vigas. Su hijo Tonito es un pintor censurado por las autoridades de cultura, que decidió emigrar a Italia en 2022 para ver si sacaba adelante su obra y ayudaba a sus padres.      

Pero en dos años, Tonito solo ha podido hacerles un envío de 100 euros, lo que es muy poca ayuda para una economía dura como la cubana. Su otro hijo, Maycol, era alcohólico y falleció en 2020 de cirrosis hepática. Hoy esta pareja de ancianos reza porque no se les caiga la casa encima.

“Estamos a la merced pública, a la caridad de la gente, porque con mi retiro no me alcanza. Y a lo que pueda mandarnos algún día nuestro hijo Tonito de Italia, que es prácticamente para comprar las medicinas de Silvia y las mías, caras, en el mercado negro porque en las farmacias no hay nada de nada”, se queja Modesto. 

En 2022, aproximadamente 17,4% de la población de la tercera edad se encontraba en la difícil situación de vivir solas, lo que debe haberse agravado por la crisis migratoria actual sin precedentes. Sólo entre 2022 y 2023, 1,79 millones de personas, sobre todo jóvenes, abandonaron el país, según estimaciones del demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos.

La asistencia social y el cuidado a las personas de la tercera edad están ausente en Romerillo y muchas son las quejas de este grupo etario por la falta de programas sociales y políticas públicas enfocados a su terrible situación.

Ana Luisa

Es una anciana de 84 años, que nació en la provincia de Guantánamo, en el oriente cubano. Vino a Romerillo hace cincuenta años y vive en una vieja casucha al final de otro pasillo. Se queja de que ha trabajado toda la vida para criar cuatro hijos sola.

“Vengo pasando mucho trabajo, trabajé en Moa, trabajé en Caimanera, trabajé en Guantánamo, con un azadón haciendo tres cordeles (un cordel equivale a 20,4 metros) para ganar unos pocos pesos al día. He trabajado en todos lados para al final cobrar una chequera mensual de 1500 pesos cubanos (equivalentes a 4,47 dólares, según la tasa de cambio de El Toque del 30 de julio de 2024) que no me alcanza para nada. Padezco de una cardiopatía isquémica y soy hipertensa. Necesito que me ayuden”, comparte.

“En este barrio hay muchos viejos que necesitan ayuda. Recuerdo en 1998 cuando el Comandante en Jefe  (Fidel Castro, 1926-2016) vino a Romerillo, yo fui una de las personas que estaban allí cuando llegó. En una reunión en el Palacio de las Convenciones le dijeron que existía este barrio marginal cerca de allí y vino a comprobar si era verdad. Hizo muchas promesas, algunas se cumplieron y otras no, por ejemplo cambiar el barrio. Pero (Miguel Díaz-) Canel jamás ha entrado a Romerillo. Díaz-Canel no sabe cómo vive la gente en Romerillo”, expresa Ana Luisa.

La pensión mínima de un jubilado en Cuba es de 1598 pesos cubanos (que equivalen a poco más de cinco dólares estadounidenses según la tasa de cambio informal), un retiro irrisorio ante los astronómicos precios de la red de comercio, lideradas por las mipymes y las tiendas estatales en divisa, estas últimas con precios hasta más altos que las mipymes privadas y el mercado informal.

Las condiciones del barrio en sentido general son pésimas. Mal estado de las calles. Falta de drenaje. Fosas sanitarias vertiendo. Salideros en las tuberías de agua. Insuficiente alumbrado público. Caminos sin asfalto ni aceras. Muchas viviendas en mal estado. Muchas personas de la tercera edad buscando sustento o desempeñando oficios menores para sobrevivir. Otras están confinadas en sus hogares por la imposibilidad de transitar con muletas, bastones o sillas de ruedas por el barrio.

Reinaldo 

Tiene 61 años y es originario de Romerillo. Graduado de instructor de artes, sobrevive del reciclaje de basura. Recoge latas, plástico y cartón para vender y poder buscar su sustento. Cuenta que también es artista plástico y muestra su casita, en muy mal estado, y sus cuadros, lo más colorido de su pequeña habitación.

“He tenido que desarrollar esta labor de reciclador de materia prima para subsistir, pero también para comprar los materiales para realizar mi pasión: pintar. Este barrio Romerillo tiene sus cositas, como otros barrios, y hay gente que se les va la mano… A mí me han robado varias veces, televisor, DVD, cajitas decodificadoras. Me han golpeado duro”, expresa Reinaldo.

Entre abril y julio de 2024, no se encontró en el barrio, a ninguna persona de la tercera edad que tuviera una asistente social, ya sea subvencionada por el Estado o de gestión privada. Una cuidadora privada de personas de la tercera edad exige un pago promedio de 2000 a 2500 pesos cubanos semanales (equivalentes a entre seis y ocho dólares según la tasa informal de cambio) . Y lograr este apoyo estatal resulta difícil.

A Romerillo no llega el trabajo de iglesias, ni de proyectos ciudadanos, según la observación realizada entre abril y julio de 2024. Tampoco programas de prevención social, ni de asistencia social. “Estamos olvidados los viejos”, es la frase recurrente de Ana Luisa Revé, cuando quiere resumir la situación de las personas de la tercera edad. 

Envejecimiento en Cuba

Según el Anuario Estadístico de Cuba, de 2017, “la evolución demográfica del país ha conducido a un rápido envejecimiento de la estructura por edades de la población, el cual constituye sin dudas un logro del progreso social, pero a su vez un importante desafío del presente y del futuro inmediato”.

De acuerdo a la proyección de población elaborada por la Oficina Nacional de Estadística e Información, ONEI, para el año 2025 la proporción de personas mayores de 60 años será de 26% de la población total. 

Al intervenir en la primera jornada del XV Seminario Internacional Longevidad en La Habana, Alberto Fernández, Jefe del Departamento del Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental, del Ministerio de Salud Pública de Cuba, apuntó que para el año 2030 la población de 60 años y más representará el 30,3% de los habitantes del país, lo que equivaldría a una cifra de 3 304 685 adultos mayores.

“Hay que llamar la atención sobre la necesidad de comprender que todas las personas mayores son distintas, pues se envejece de maneras diversas. Mientras algunas conservan su nivel funcional para realizar actividades de la vida diaria, otras necesitan asistencia permanente para actividades básicas cotidianas. En ello intervienen tanto factores individuales como ambientales. Los primeros estarían relacionados con la genética, los comportamientos, cambios asociados a la edad y las enfermedades, y los últimos se vinculan a elementos como la vivienda, los dispositivos de asistencia y el transporte entre otros”, expresó Fernandez. 

Pero el gran desafío de la longevidad en Cuba está perdido de origen, cuando los programas de asistencia social están ausentes en los barrios cubanos, y sobre todo por los precarios e informales. Las personas de la tercera edad claman por una mejora en sus condiciones de vida y una economía que no los lleve a los límites de la miseria rampante. 

Como sucede en Romerillo, donde sus habitantes viven en situaciones precarias e irregulares, que se agravan en la actualidad. Los planes gubernamentales que declararon a esta aldea, como a otros barrios de la capital, como “Barrios en Transformación”, no han conseguido revertir la situación de pobreza y marginalidad.

Yamilka Cabrales también es originaria de Romerillo y pertenece a la comunidad LGBTIQA+. Dice que su abuela vive sola en el barrio, pero ella tiene otro anciano a su cargo y no puede ayudarla. Se queja de que es marginada por su orientación sexual, pero que así debe afrontar la vida. “Que está muy dura y no le da chance a nadie. Ni a nada”, lamenta.

En un mapeo por Romerillo, las únicas instituciones estatales identificadas fueron las tres bodegas, una farmacia, la Casa de Cultura, el Joven Club de Computación, y el Kcho Estudio Romerillo. Laboratorio para el arte, el cual asegura tener un perfil social y comunitario. No se observó de parte de ninguna una incidencia real sobre una mejora de las condiciones de vida de los habitantes del barrio. Mucho menos para las personas de la tercera edad.

*Este reportaje forma parte del fondo de periodismo de Casa Palanca, destinado a periodistas y comunicadoras mujeres y no binarias que residen tanto dentro como fuera de Cuba.

 

Link 

https://alastensas.com/mundo/la-dificil-vejez-en-un-barrio-marginado-de-cuba/

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